Escribe: Gabriela Wiener, sobre su experiencia teatral como dramaturga y actriz de su propia autoficción, que pone en escena en agosto de este año en el Teatro La Plaza de la mano de la reconocida directora de teatro Mariana de Althaus.


Hay gente a la que solo nos interesa el teatro que se parece a la vida. Esto es lo que Mariana ha logrado en cada una de sus puestas en escena, dejarnos con esa sensación de que ella sabía algo de nosotros que ni nosotros sabíamos, hasta que lo puso ahí y nos hizo mirarlo a la cara, olisquearlo, tocarlo, llorarlo. Nada de lo que crea Mariana es irrelevante, todo lo que cuenta tiene profundidad, luz, oscuridad, sobre todo, matices, que es para mí lo que mejor refleja esto que somos; y trascendencia, porque su trabajo es una lucha también contra lo tópico, lo manoseado, lo esperable. 

Soy una fan declarada de su teatro testimonial, por su búsqueda porfiada de sentido, por las intensas preguntas que se/nos hace como espectadores, porque es notorio que se deja una parte de sí misma para conocer hondamente a los actores y actrices, y a los que ni lo son, y así acompañarlos en ese viaje hacia la verdad de cada uno, que a veces es un viaje sin retorno. Me impresiona cómo consigue llevar a imágenes poéticas los documentos, cómo nos empuja a acompañar estas revelaciones íntimas, llenas de humor y de dolor, y a experimentar con todo ese material sensible, haciéndonos parte de catarsis individuales que se vuelven compartidas y tranformadoras.

Siento que nuestros trabajos comparten una especie de hermandad, de fraternidad. Mariana de Althaus ha explorado caminos que a mí también me han interesado transitar, que muchas mujeres hemos empezado a visibilizar, a problematizar, a recrear, desde la imaginación y la memoria: la ma/paternidad, la familia, la identidad, todo atravesado de una mirada en la que lo personal se vuelve político.

Es la primera vez que hago algo así. No quepo en mí de emoción. No soy ni actriz y sé muy poco de escenarios, y sin embargo no puedo esperar a estar allí dejándome llevar por Mariana para contar mi vida desde otro lugar, otro lenguaje, con otra emoción. Ella sabe como nadie que una familia, un tema que ha trabajado tanto, es siempre una escenificación y la felicidad total una ficción, por eso es tan importante reflexionar juntos sobre la experiencia de amar y ser amado, de cuidar y ser cuidado, de ser madre e hija, de ser pareja, de cómo hemos sido condicionados socialmente, de los mandatos que hemos obedecido, de todo lo que hemos escondido y negado y tracionado, lo que nos hemos perdido en el camino, y todo el trabajo que tenemos por delante, hasta hacer el recuento de daños y procurar la sanación mutua.

Por eso me emociona tanto entregarle a Mariana un poco de mi propia familia, en su singularidad y en su normalidad también, en su audacia y en sus caídas hondas, solo para hacer posible este encuentro con los otros que solo ocurre en el gran teatro del mundo, para que nuestras familias, las de todos, se reconozcan, se acepten, se perdonen y rediman.



QUÉ LOCURA ENAMORARME YO DE TI

Estreno 1 de agosto en Teatro La Plaza (Larcomar, Miraflores)
De jueves a sábado, 10h30 PM.
Solo 15 funciones.

Entradas en Teleticket: https://teleticket.com.pe/evento/V6898

Más información de la obra: saladeparto.com